divendres, 21 de novembre del 2008

¿Una democracia de todos? Viabilidad del sistema participativo

Una servidora siempre fue partidaria de reconocer las propias limitaciones, así que prefiero que quede patente en este mi señor blog que yo, mucha idea de política, no tengo.

Dicho esto, tomemos una primera y breve toma de contacto con el tema tratado en este post. La democracia participativa sería algo así como un sistema de democracia (obvio)en la que los ciudadanos tienen más peso y, por tanto, mayor participación, en la toma de decisiones de interés general.

En contraposición al sistema de democracia representativa (sistema vigente en la mayoría de democracias en la actualidad), el sistema que nos ocupa se definiría por una mayor contribución de los ciudadanos en esta toma de decisiones frente a esta última, donde los ciudadanos delegan esta capacidad de decisión a personas teóricamente mejor preparadas que ellos, sus representantes.

La pregunta es entonces, ¿es realmente viable el sistema de la democracia participativa en la actualidad? y yo, humildemente, digo que no. Si bien eso no significa que no sería, seguramente, el mejor sistema posible y que, además, cumpliría mucho mejor con la noción de democracia que al menos idílicamente existe en mi cabeza. Es decir, y por si no me expreso debidamente (los viernes son días duros para pensar) es el sistema que sería más justo, a mi parecer, pero que por las circunstancias actuales y por los motivos que a continuación expondré es poco viable en estos momentos de la historia de nuestra queridísima democracia.

Empecemos por el primer punto: en nuestro país se da un increíble bipartidismo. Aquí somos de blanco o negro y, por tanto, ser del PP o del PSOE es algo que llevamos prácticamente marcado al nacer. Evidentemente existen muchos matices, no hay que generalizar, pero aceptémoslo. A nosotros, con el primer llanto, ya se nos había marcado en una dirección u otra. O de derechas o de izquierdas.

Con esto quiero decir, y en mi humilde opinión, que tenemos completamente interiorizado el proceso de identificarnos con un representante y que delegamos de forma natural nuestra capacidad de decidir. La dejamos en sus manos echando una papeleta a una urna cada cuatro años. Y tan panchos.

Existe otro punto, y este mucho más debatible, sobre la capacidad de decisión racional. Esto es, en el hipotético caso de una democracia participativa, ¿tendría todo el mundo la misma capacidad de decisión sin contar con la edad, la condición social, educación y demás? Obviamente, así debería ser. Pero ahí entra en juego también la cuestión de la emocionalidad, y eso ya es un tema muy complejo que, que se me perdone, pero ya se me escapa de las manos.

Y ahora, dejando de lado la inviabilidad de este sistema en la actualidad, permítaseme decir aquí que, si se encontrara la forma de superar todas esas barreras, se trataría de un sistema mucho más democrático que el actual. La voz del pueblo, que originalmente debería ser el pilar de toda democracia, sería mucho más escuchada, el peso de las decisiones importantes no recaería en las manos de unos pocos (con todo el peligro que eso conlleva) y los ciudadanos aprenderíamos a desarrollar nuevas capacidades.

Y si eso no les ha convencido aún, pensémoslo asi. ¿No habría sido el curso de nuestra historia muy diferente si, en el momento en el que Aznar decidió unirse a Bush en su extraña "cruzada" (donde quedó demostradísimo que la mayoría de pueblo se oponía completamente a su decisión), hubiera regido este sistema y todos pudieramos habernos pronunciado al respecto?

Ahí queda dicho.