dimarts, 11 de novembre del 2008
La llegada de Obama a la Casa Blanca
Qué bonita imagen la vivida el lunes. Bush y Obama, cual amigos íntimos paseando por la residencia presidencial por excelencia.
Un acto que (no entraremos en si sincero o no) contribuirá, seguro, a limpiar la imagen de un presidente odiado incluso por muchos de los que le votaron en su momento.
El caso es que, si bien la campaña ya ha acabado, el presidente electo no debe bajar la guardia, y lo sabe. Para este momento de su campaña, sin embargo, ya no apela a la emotividad (véase el "Yes, we can" o el magnífico reportaje que emitió en Prime Time), pero sí debe seguir cuidando mucho, obviamente, su imagen pública.
Como no podía ser de otra manera, un encuentro como su primera visita como presidente a la Casa Blanca debía salir perfecto. Y así fue.
En actitud muy distendida (más el nuevo que el viejo, todo hay que decirlo), los dos políticos pasearon y comentaron los temas más preocupants y urgentes de la vida pública, mientras sus respectivas mujeres visitaban las espacias privadas. Vamos, que fue todo limpio a más no poder.
Quizá habría estado bien que en vez de traje y corbata los dos nuevos coleguitas vistieran de forma más informal. Pero vamos, eso solo es una humilde opinión. Al fin y al cabo, de lo que se trataba era de dar una imagen positiva del país.
Esperemos que de Bush no se le pegue nada más que el domicilio. Tenía que decirlo, lo siento.
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