dissabte, 10 de gener del 2009
Hablemos de violencia... o de cómo controlar a las masas
La violencia, nos guste o no, es un tema que vende. Vende por lo morboso, porque (de nuevo, aunque no nos guste) los seres humanos somos así, así de... humanos.
Estados Unidos, podríamos decir, es una especie de microclima mundial de la violencia. Las causas, como ya apuntábamos en el seminario, pueden ser muchas y muy diversas: la concepción del hombre americano libre, Maverick, el fácil acceso a las armas de fuego, el desequilibro económico que existe dentro del país... o quizá, porqué no, la cultura de la fuerza que se impone desde el propio gobierno estadounidense.
Las causas, como vemos, pueden ser muchas. Pero se nos escapa de las manos delimitar exactamente quién tiene la culpa de que Cho entrara disparando en su universidad, de que Charlton Heston defienda en la Asociación Nacional del Rifle que todo estadounidense tiene derecho a tener un arma en su casa para defenderse de los malvados delincuentes (o, en su defecto, de quien entre en tu jardín cuando a ti te apetece estar solo).
La llamada Cultura de la violencia tiene un lugar destacado en los States y si alguien no se lo quiere creer que observe las cifras, hablan por sí solas. Tomemos ahora una teoría interesante, planteada también en el seminario, la de la llamada "Cultura del miedo". Controlar a las masas no es tarea fácil, pero menos cuando estas masas tienen claros sus ideales, y menos cuando estas masas pasean libremente por la calle sin más preocupación que las suyas propias. ¿Qué tal si estas masas están atemorizadas? Obviamente, confiaran a dirección del país a su gobierno, a su potente gobierno, el único capaz de evitar que dos aviones se estrellen contra un símbolo mundial, o el único capaz de evitar que nos llegue un sobre con un poquito de Antrax a nuestro buzón. El control, bajo el miedo, es mucho mayor. Y esti no lo hemos inventado nosotros, ni se trata de nada nuevo.
No hace falta que nos vayamos a los Estados Unidos para encontrar buenos ejemplos a este respecto. Viajemos unos meses atrás, al polémico debate Rajoy-Zapatero donde el primero, claramente, apostó por esta estrategia que aquí (ooohhh!!!...) no le funcionó. Porque sinó, que me expliquen a mi qué función tenían esos gráficos fatalistas en rojo chillón que rezaban aquello de "PARO" acompañados de una gran flecha (roja, también, por supuesto) cayendo en picado.
Quizá, quién sabe, llegue el día en que aquí también se juege a lo grande con esta cultura del miedo. Ah no, espera, se me ocurre un nombre... ¿Aznar, quizá?
(se ha hablado mucho de "Bowling for Columbine", pero esta es mi apuesta personal)
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