dimecres, 3 de desembre del 2008

El 'Dream Team' de Obama ya tiene nombres y apellidos




Ya se esclareció el mayor misterio del año. El mayor almenos después del misterio sobre quién sería el presidente de los Estados Unidos, claro. Y es que Obama ha presentado ya esta semana a su equipo de gobierno.

Y la pregunta ahora sería: ¿reformismo o establishment? La elección de sus compis de legisatura lo ha dejado muy claro. Empecemos por el vicepresidente, Joe Biden, una cara que nos es ya de sobras conocida después de una campaña tan agitada como la que acabamos de vivir. Abogado y político, senador por Delaware, sería algo así como la voz de la experiencia, esa pieza que tiene que servir a Obama para sentirse más seguro al mando de la presidencia.

Como jefe de gabinete tenemos a Rahm Enamuel, (defensor de la guerra de Irak, por cierto), congresista por Illinois conocido por su agresiva forma de hacer política. Conocido por su profunda fe judía, su fama de duro ha hecho que llegue a ser calificado por los republicanos como “peligroso”.

El equipo económico, tan importante en los momentos que corren, lo forman Timothy Geithner y Bill Richardson, entre otros, dos pesos pesados de Wall Street con una gran experiencia en este campo, que se encuentran ahora, seguro, con una de las situaciones más difíciles de su carrera.

En justicia tenemos al fiscal general Eric Holder; en sanidad, al secretario Tom Daschle, y en el equipo de seguridad a Robert Gates, figura moderada de la administración Bush y a James Jones, ex comandante de la OTAN en Europa.

Pero la estrella del equipo es, sin duda, su anterior rival Hillary Clinton, la cara del puro establishment, la mujer que soportó la dureza de la prensa internacional con los affaires sexuales de su marido, la mujer cuya victoria parecía en estas elecciones inevitable.

En definitiva, Obama ha sabido rodearse de un equipo muy formado, con una experiencia más que suficiente, un equipo que encarna el establishment y que le hace alejarse bastante de aquella idea de cambio radical que vendía en su campaña. No más de un par de afroamericanos, dos mujeres (cuya experiencia y éxitos profesionales les avalan de sobras)… Vamos, un equipo de gobierno sólido, sí. Pero su campaña prometía cambio y progreso. Un cambio y un progreso que no sabremos si llegará de la mano de unos magnates de Wall Street o de un hombre que apoya la ocupación israelí. El tiempo dirá.